Está por anocher cuando llego a la gasolinería…

… es una gasolinería un tanto peculiar porque es relativamente nueva y ya había una muy cerca desde mucho antes, además de que no tiene precisamente la mejor ubicación; pero a mi me gusta porque está casi todo nuevo, no hay que hacer filas y me queda cerca. Pero esta vez no voy a cargar gasolina, paso de largo las bombas y me estaciono frente al minisuper Extra (que algún día deberíamos hablar de las diferencias entre el Oxxo y el Extra). No me voy a tardar ni cinco minutos y pasa muy poca gente por ahí, pero de todas formas la paranoia y la costumbre son muy fuertes (hasta más fuertes que el amor) y me pongo a desconectar el celular del estéro del coche (he estado usando el celular porque mi iPod «no está disponible» y también me voy a quedar con mucho que decir respecto a la estupidez de que aún los teléfonos casi más modernos no acepten tarjetas de memoria de más de 32 GB, mi adicción a iTunes y mi flujo de trabajo musical basadas en las estrellas de dicho software maligno, así como lo mucho que me desagrada como se manejan los mp3 en Android) antes de cerrar las ventanillas.

Desde antes de estacionarme ya había reparado en el hombre que se encuentra en el cajón de al lado, está de pie junto a una motocicleta del tipo que usan los repartidores y mensajeros. No sé mucho de motos pero me pareció que estaba cerrando el tapón del tanque de gasolina y no lo consideré un riesgo a la hora de colocar mi coche ahí. Solo puedo pensar que subestimé el riesgo y al menos debí cerrar las ventanillas antes de apagar el motor. Se acerca y me pide que le preste la llave de mi coche para ver si puede abrir el tapón de su moto porque no trae la llave del tanque de la moto y no puede cargar gasolina. No le digo nada y subo los vidrios antes de bajarme del auto. Es una situación extraña para mí, sé que probar con otra llave puede funcionar porque he visto que si funciona en ocasiones intentar con una llave cualquiera, mientras entre en la cerradura (me imagino que se debe a que el mecanismo ya está muy desgastado con el uso en los vehículos que tienen unos años). No sé mucho de motos y pienso que si yo fuera el fabricante usaría la misma llave para el motor y para el tapón de la gasolina, pero mejor no sigo por ahí porque hay mil y un detalles que considerar. Puede que el hombre no mienta y de verdad esté desamparado pero ¿soltarle las llaves de mi cafetera a un desconocido? ¡Jamás!

Me bajo del coche y, para no sentirme mal conmigo mismo, le doy el llavero. Prueba varias llaves y ninguna le funciona. Me da las gracias y me devuelve las llaves. Me voy. Claro que mientras cerraba las ventanillas separé del llavero la llave de las puertas y el motor de mi coche y nunca me separé de ellas, de hecho las llaves que le di ni a mi me sirven, son de una cadena para bicicleta que traigo en la cajuela, una alarma y un tapón de gasolina de VW que alguna vez fue mío y actualmente se desconoce su paradero porque hace unos años en una gasolinería me lo cambiaron sin que me diera cuenta (quiero pensar que por error). Pero ¿qué más se puede hacer en este caso?

Sí me sentí mal conmigo mismo.

Estaba perdido pero ya me encontré

Desde que me cambié de ciudad, hace como seis meses, no he llegado a conocer mucho de la ciudad. En SLP me gustaba ir al centro porque es una zona peatonal muy amplia y llena de recovecos que conozco desde la secundaria. Pero acá el centro es muy distinto. Para empezar, las calles son un poquito más amplias de modo que ir en coche en fin de semana u hora pico no es una idea tan descabellada como allá. Hay comercio de otro tipo y una placita comercial con amplio estacionamiento que se llama El Parián, que aunque no va a ganar ninguna medalla al diseño arquitectonico más vanguardista o a llegar a ser la cumbre de las boutiques exclusivas, es algo muy práctico y creo que en San Luis vendría bien algo así ahí por la Alameda o como renovación del apretado estacionamiento de Fundadores.

Centro comercial "El Parian"

El Parián tiene tres o cuatro niveles de sótano, uno es de comercio y los demás de estacionamiento. Cuenta la leyenda que al estarlo construyendo hubo un accidente en el que se cayó un autobús (escolar, en las versiones más dramáticas) al agujero y que los fantasmas de los niños se dejan ver de vez en cuando en los niveles inferiores. Lo que a mi se me apareció ahora que fui fue una enorme pecera de arrecife marina. Es curioso porque está instalada en el área de comida, que en la foto de arriba se ve en la esquina izquierda de arriba como estaba en remodelación en aquel entonces.

Pecera marina en el Parian

Tiene 3.20 metros de largo (el tamaño de la hoja de cristal completa, aunque hay mas grandes sobre pedido) en cristal de 16mm y una capacidad de miles de litros. Vista así puede que no parezca la gran cosa pero eso anaranjado es un cuarto completo dedicado exclusivamente a la pecera y todo su equipo. Lo sé porque hablé con el señor que la hizo,  me platicó que él la entregó mas presentable y con corales pero que el cliente no le contrató el mantenimiento y ahora se lo da «otro acuario que anda por ahí» y quien sabe que fue de los corales. Es curioso porque en esta ciudad es muy común el acuarismo marino, mientras que en San Luis solo puedo recordar un único local que manejaba ese tipo de cosas, aunque en mercadolibre hay vendedores potosinos que nunca llegué a conocer y no se si tengan tienda física.  Es curioso también porque en esa misma plaza comercial ya existía una pecera enorme de peces japoneses en un local de renta de computadoras y porque en otro local hay un acuario que tiene como 40 peceras pero nadamás dos que tres peces.

Me estacioné en el Parian y vi pasar una peregrinación porque esta semana fue día de la virgen de no me acuerdo y había puestos y un tianguis por la virgen y otro tianguis por el regreso a clases y, como casi no me gusta chacharear, me puse a ver los puestos. Lo más interesante que vi fue un puesto de libros de segunda mano, donde me gasté todo mi dinero menos lo de una charolita de tres hot dogs por $20.

Libros de segunda

Los tres libros más grandes (y «caros») son libros condensados del Reader’s Digest, famosa revista de antaño que, cuenta la leyenda, es controlada por un culto que tiene una genda oculta y que trata de hacer proselitismo de manera velada y que, si analizan la temática y tratamiento de las historias, se les hará evidente. No se que haya de cierto en eso pero estos libros condensados me gustan mucho porque cada uno trae cuatro novelas que han sido editadas para hacerlas mas breves. No son las grandes novelas que se discuten en las tertulias literarias de los prestigiados clubs de cultura, generalmente son solamente entretenidas y «best sellers«. Son de esos libros para dominguear y otra cosa que me encanta es el tamaño, diseño y encuadernado que traen, en pasta dura y acabados de lujo. Se ven muy lindos en el librero.

Si se fijan mucho en los autores notarán que se repite Dick Francis, que es un escritor inglés que escribe novelas de misterio protagonizadas por jockeys. Es muy del estilo de los libros condensados y pues he leído dos que tres libros suyos y son entretenidos y amigables con el usuario. El que los haya leído no quiere decir que los adore o que su lectura sea muy productiva. Los hallazgos de la ocasión, sin embargo, creo que fueron unos libros antiguitos.

16/08/2012

«Dune» que tiene como diez años que quiero leer y que ahi dice ser el más grande de la ciencia ficción ever, cosa que no me creo. «Homo Plus» que si es un clásico. Un libro de Arthur C. Clarke del que nunca había escuchado el título e ignoro que sorpresas depare. Y  «La vorágine«, una novela colombiana de 1924 que quiero leer desde que vi la entrada al respecto en una enciclopedia hace como 17 años. Ese fue el libro que más desentona y, aunque no lo he leído, ese título y yo tenemos historia. Cuando leí la palabra «Vorágine» por primera vez tuve que consultar el diccionario y luego cobró mucho sentido que fuera el sustantivo del que se deriva el sustantivo «Voraz». Hace siete años, cuando estaba creando este blog, hice una categoría llamada «Vorágine» destinada a los eventos más personales que planeaba contar en este blog. Otra cosa es que ese libro lo había olvidado hasta que en el 2008 lo encontré en una conocida tienda de libros de segunda ubicada en la calle de Zaragoza en el centro histórico de SLP. Iba a comprar ese y otro libro pero me distraje y en eso entró una pareja y se llevaron «La vorágine» y jamás volví a encontrar ese libro por mucho que lo busque en versión pirata digital. En 2008 se iba a publicar en este blog un post titulado «Por despecho» narrando esa historia, porque luego de que se me escapó de las manos ese libro tomé una foto a un portal de una antigua casona del centro. Al bajar la cámara un homeless me gritó muy enojado que porqué le había tomado una foto. Yo ni lo había visto, él estaba sentado en los escalones de una casa de al lado y la verdad ya ni me acuerdo si sale en dicha foto. En el post iba a incluir una versión en PDF que encontré , aunque no es muy útil porque trae las páginas escaneadas como imagen de un libro muy antiguo y deteriorado. Ahora solo falta que lea «La vorágine» y me aburra muchísimo o no signifique nada.

Justo al lado de catedral pasa una avenida que se llama Madero y que estuvo cerrada varios meses por una remodelación hasta que finalmente abrió hace poco. Pero ahora me entero que esa avenida renovada, ampliada, recuperada, las autoridades la cierran bajo cualquier pretexto, como por ejemplo hicieron el dia de la inauguración de las de renovación. También los fines de semana en la tarde-noche. La idea es convertirla en un corredor peatonal para la vida nocturna en familia. Pero el único camino que conozco a casa, bueno, el más directo, pasa por Madero, que es una avenida de un solo sentido y cuando la cierran me pierdo.

Madero estaba cerrada por la peregrinación y el tianguis de la virgen de no me acuerdo. Me perdí.

16/08/2012

Algo peculiar de la ciudad de Aguascalientes es que está organizada en torno a tres anillos viales, de modo que en la mayoría de los casos basta con avanzar en cualquier dirección para ir a dar a uno de los anillos y de ahí nos podemos ir sobre dicho anillo hasta llegar a alguna parte que reconozcamos. Bueno, se puede siempre y cuando no nos importe gastar tiempo y gasolina. Di vuelta en la desviación hacia una calle que he pasado una o dos veces en el pasado y que ya se que, tras una que otra vuelta, va a dar a   el primer anillo. Debo haber dado una vuelta equivocada en algún punto porque fui a salir a carretera. Anochecía y al encender las luces miré el tablero y noté que me estaba quedando sin gasolina. Por suerte había una cerca, me comí el último hot dog mientras se llenaba el tanque y regresé sobre mis pasos hasta que vi los letreros de «Centro para allá». Y si salí para allá, ya iba muy contento sobre primer anillo cuando me topé con los señalamientos anaranjados de «Obra en construcción». Me desvié, di vuelta tratando de llegar a una calle que me suena de nombre pero que iba en sentido contrario y terminé extraviado en un fraccionamiento que no tiene salida porque colinda con una vialidad a desnivel, estilo el Río Santiago de SLP. Me detuve en la calle de Loma Escondida (no pude evitar notar la ironía) y pedí ayuda por teléfono.

Fue divertido.

Macabro hallazgo

La semana pasada me ocurrió una serie de coincidencias a la que le va bien ese título de nota roja. Primero, iba por la pista del parque tomando aire fresco y haciendo un poco de ejercicio cuando de pronto veo un cadáver en descomposición a orilla del camino:

Macabro hallazgo 1: tlacuache muerto

¡Un cadáver de tlacuache! Como dato curioso, a pesar de lo avanzado de la descomposición y las altas temperaturas de la temporada, no olía mal. De hecho no olía a nada ¿huh?

Otro día, salí al balcón de mi casa, que llevaba un rato olvidado, y me encuentro… otro cadáver:

Macabro hallazgo 2: paloma en el balcon

En este caso una paloma ya totalmente seca. Otras dos veces ya me había encontrado pájaros ahí, parece que bajan y luego ya no pueden salir. Uno si estaba herido de un ala y no podía volar, lo que es curioso es que siempre han hecho ruido al tratar de salir y por eso habían sido descubiertos todavía con vida. Ignoro cuanto tiempo pasó esta ave revoloteando por ahí toda desesperada.

Ese mismo día salí a regar el árbol que planté en el camellón frente a mi casa y me topo con, no precisamente un cadáver:

Macabro Hallazgo 3: Savila abandonada en camellon

Una sávila medio seca y fea. No estaba ahí la noche anterior porque pasé por ese lugar y no la vi. ¿La habrá dejado algún vecino? ¿Lo hizo porque me vio plantando el árbol y pensó que me ocuparía de sus despojos también? ¿Llegó ahí de casualidad? Quizá alguien la llevaba entre su basura, que se tira ahí cerca, y se le cayó. Puede que sea parte de algún embrujo de una vecina que se dice que hace amarres y le hace a la brujería, nunca lo sabremos.

Y en todas las instancias, como escribiera Edgar Allan Poe, «se cierne sobre el asunto el más absoluto misterio».

El tipo «étnico»

El área de comida de una de las plazas comerciales más grandes y relativamente nuevas de la ciudad. El espacio es grande y con bastantes mesas, no se puede abarcarlo todo con la mirada.  No hay mucha gente y se distingue una figura que se mueve erráticamente. Es un hombre joven, podría decirse que un muchacho aunque es difícil estimar la edad. En realidad no viste mal: playera tipo polo a rayas, pantalón de mezclilla y zapatos resistentes, aunque desgastados. No se destaca por eso, al menos no solamente. Es el conjunto completo, la ropa algo sucia, el movimiento rápido y cortado de aquí para allá, la mirada que va analizando de mesa en mesa. También la piel oscurísima, aunque no se puede decir que sea un negro, más bien se trata de una mezcla de color de nacimiento y horas y horas bajo el sol. El tatuaje a lo largo del brazo.

¿Es un indocumentado sudamericano?

Trato de no juzgar a las personas pero aún así oculto mis objetos de valor lo mejor que puedo. El tipo no me presta atención, en mi mesa solo hay una quesadilla y una lata de refresco. No puedo evitarlo, estoy ya a la defensiva pensando cómo habrá que tratar con este sujeto en caso de que se presente la ocasión. Lo pierdo de vista un instante detrás de una columna y cuando lo vuelvo a ver, ya está sentado en una mesa con una charola como las que dan en los restaurantes de comida rápida. No lo vi hacerlo, pero supongo que sacó los restos de hamburguesa y malteada del basurero.

Sin demora se levanta de nuevo y da otra vuelta por ahí, pasa de largo junto a mi y de una mesa cercana toma unas papas a la francesa que alguien dejó abandonadas. Esculca en el basurero y saca un vaso de una famosa cadena de pollo frito. Da unos tragos pero no quedaba mucho. Yo no sé decir si estaba drogado o qué, se mueve raro pero bien puede ser la manera de actuar de una persona desesperada que no ha comido en un buen rato.

Se dirige hacia el local de una franquicia que no corresponde con la del vaso pero que ofrece refill y tiene la máquina de refresco al alcance. Es curioso que ese local en particular siempre tiene a un empleado afuera, ofreciendo volantes y la carta a los que pasan por ahí. Pero ni él ni el empleado que está del otro lado del mostrador hacen nada para detenerle cuando se acerca a llenar su vaso sacado de la basura.

¿Por qué? ¿Cómo hace para inspirar ese «miedo» en los demás? Si es cualquier hijo de vecino…

Tranquilamente se sirve y vuelve a su mesa a comer el resto de las papas fritas. Supongo que no representa ningún peligro mientras está comiendo, así que yo termino mis alimentos procesados y sobrepreciados. No han pasado ni dos minutos desde el primer momento en que lo ví y cuando volteo, ha desaparecido. Supongo que el par de guardias que se acercaban despacio a pocos metros debieron prevenirlo.

¿Quién es? ¿De donde viene? ¿Por dónde desapareció? Tengo que  aprender sus trucos. Me quedo pensando en eso y en que realmente en la gran ciudad, nadie tiene por qué morir de hambre.

Urban Explorer: Into The Darkness (2007)

Desde hace años me ha resultado muy interesante todo lo relacionado con ruinas, arquitectura abandonada y exploraciones urbanas. Han existido en internet varias comunidades que han servido de medio de difusión para estas actividades y como punto de encuentro para los interesados, llegando en ocasiones a organizar eventos de exploración en donde se concen en persona los miembros de estas comunidades.

Una de las cosas más interesantes que ha salido de esos eventos es sin duda este documental. Contiene la crónica de la exploración de varios lugares, comenzando por un silo nuclear del ejército enmedio de la nada, estaciones del metro de Nueva York abandonadas, un descenso al drenaje profundo de la ciudad y más adelante cuenta la gira que un grupo de exploradores hace por varios lugares famosos de Europa, incluyendo Inglaterra y las catacumbas de París.

urban

Sin duda un video indispensable para todo aficionado a estos temas, que también sirve de introducción para los que no conozcan mucho al respecto. Es un trabajo muy bien producido y presentado, con un alcance impresionante. Difícilmente volveremos a ver exploracionas tan diversas y un grupo que le de la vuelta al mundo. Es difícil de describir pero lo recomiendo ampliamente.

El documental se puede conseguir en internet, si entienden a lo que me refiero. También pueden leer un poco más respecto a como se hizo. Un esfuerzo encomiable, en definitiva.

Feliz navidad (post retrasadísimo)

Las fotos ombligadas.

Plaza del Carmen y el árbol Coca-cola ™

Plaza del Carmen,San Luis Potosi, Navidad 2009

El viejo de las palomas con las felicitaciones tardías

Feliz Navidad con el viejo de las palomas

El burrito disecado del muy tétrico nacimiento en catedral con animales reales

Burrito Disecado

La antorcha del bicentenario (ignoraba yo que había una idéntica en cada estado)

La antorcha del bicentenario

Bonus: la catedral en modo estridente.

Este año no hay fotos del nacimiento del edificio de gobierno, no me gustó como quedó estuvo mucho mejor el año pasado.