Pues no soy muy fan de los deportes, no es que tenga nada en contra de ellos sino que, a pesar de haber crecido y sido educado en una familia futbolera y escuelas con larga tradicion deportiva, ocupé mi tiempo en otras cosas (no recuerdo muy bien cuales) y realmente no sé mucho al respecto.
Si acaso me gusta el calzado y la ropa deportivos por sus colores y diseños llamativos comodidad. Tampoco es que yo apoye mucho el nacionalismo y esas cosas (aunque tampoco estoy en contra ni lo considero retrógrado, como ciertas personas). Por eso es que me resulta prácticamente indiferente si las empresas de éxito son nacionales o extranjeras o qué sé yo. Aunque lo acepto, a veces veo los recursos que hay en el país y no puedo dejar de preguntarme «!¿pero qué hace la gente con eso?!».
El caso es que hace no mucho, rondando por un foro de proyectos arquitectónicos de la ciudad, me topé con un comentario que, respondiendo a la cuestión de si se abriría una tienda Martí en un conocido centro comercial local, menospreciaba a dicha empresa y se mofaba de que la gente tuviera esperanzas de contar con un establecimiento de esos en sus tierras. Yo sé que no es una tienda Prada o un local de Tiffany, donde se pueden adquirir algunos de los productos de moda más exclusivos del planeta. Y me acordé de que he ido a las tiendas Martí en otras ciudad y, si bien no es una tienda que se caracterice por ofrecer el tipo de cosas que me gustan, creo que no hay nada malo en esa empresa. Los precios están «bien» para los artículos que manejan, tienen surtido, me han atendido bien… y el fundador es un señor mexicano que sigue a la cabeza del negocio, se ha sabido diversificar y se ha forrado de billetes en el proceso. También es un padre de familia que perdió un hijo en cuestiones de extorsiones y secuestros y que ha derramado unas de las poquísimas lágrimas sinceras que he visto en una conferencia de prensa.
Pero estábamos hablando de *el caso* y el caso es que en ese foro, ese comentario socarrón si me molestó. En el momento no supe explicarlo, pero ya pensándolo con más calma la cuestión es muy sencilla: Martí es una empresa mexicana que ha sabido ser exitosa y punto. Por más que le pongan peros, yo no veo nada de malo en eso, al contrario. No es que yo sea nacionalista ni nada, sencillamente se han manejado con astucia y han sabido abarcar un buen segmento del nicho de mercado que les corresponde. Y no han buscado ser *exclusivos* como otras tantas marcas que terminan vendiendo más una idea que un producto o servicio, por el que pagas y que al final del día no sirve para nada.
Así que Don Martí, ud. sabe que me cae bien. Aunque yo compre mis tenis en otro lado…