¿Qué se puede decir de un clásico de este calibre que se ha mantenido vigente por más de 20 años en la imaginación colectiva? No estoy seguro de que sea siquiera necesario, pero creo que amerita al menos el intento, así que ahí vamos.
Mi primera impresión, y una que puede pasar desapercibida fácilmente, es que se trata de una película irregular; no en la connotación negativa de la palabra, sino más bien porque comienza como una película de acción pura y dura para luego convertirse en algo más. En ese sentido recuerda a «Lifeforce», cinta recordada por empezar como ciencia ficción formal con naves espaciales, tener un interludio como historia de vampiros y terminar en un apocalipsis zombie.
Pero me estoy saliendo del tema. «Predator» tiene todos los elementos del cine de acción, empezando por su director John McTiernan, seguido del ícono de los 80s, Arnold Schwarzenegger acompañado de el guionista Shane Black, quien esta ocasión hace las veces de actor. Un Schwarzenegger en su mejor forma y momento, hay que reconocer. Y claro, la magistral criatura obra de Stan Winston, amo y dios de los efectos especiales que será siempre recordado.
«Predator» es todo un ícono tanto del cine de acciòn como del cine de terror. Se trata de una pelìcula difícil de definir pero, inesperadamente tal vez, cargada de una energia innagotable. Comenzamos por una introduccion bastante convencional pero magistralmente condensada, en que el Arnold al que todos admiramos y amamos, ese Arnold en su mejor forma, nos es presentado como un profesional bélico, no maligno, especializado en el rescate. Quien, por medio de engaños es introducido a ese mundillo terrible de la guerrilla psicologica y cuestiones igualmente dudosas. En esta primera parte de la cinta, nada sale de la norma. Schwarzenegger y su equipo son presentados como lo que son, mercenarios tal vez, guerreros. Profesionales de la guerra con una superioridad táctica impresionante que no dudan en utilizar friamente para lograr sus propósitos. Esto lo comprobamos al ver la manera increiblemente eficaz en que un gurpo hostil es aniquilado en su totalidad, salvo una mujer que servira de conducto para la parte subsiguiente de la historia.
Si, una sola mujer, lo que implica testorenoa al 100 y todo lo relacionado como sangre, violencia y efectos especiales de pesadilla. Notable nuevamente el trabajo de efectos especiales en que la criatura se va deshaciendo, uno a uno, de los integrantes de este grupo de guerros, ahora temerosos de lo desconocido. Sobresale, respecto a esta cinta y a muchas que le han seguido en decadas posteriores, el enfrentamiento uno a uno en un lodazal, mismo que ha llevado a esta cinta a inscribirse en la mitologia universal. Vemos a un Schwarzenegger revestido de lodo luchando contra y a la vez aprovechando, las fuerzas de la naturaleza y al mismo tiempo peleando contra una amenaza terrible de origen desconido. Se dice que llevo tres semanas preparar tales escenas y que exigieron una preparaciòn fìsica extraordinaria de parte de los actores involucrados. Aqui nos topamos, irremediablemente, con la magia del cine. El asunto se resuleve en pantalla en cuestión de minutos siendo que en la historia corresponde a poco más de dia y medio y, en cuanto a la filmación, se necesito de mas de semana y media para completar.
«Depredador» nos entrega esa criatura magica, temible, aborrecible, suficientemente vasta para sostener una trilogia y poco más. Lo amamos, tanto por su estetica como por su intrépida ejecución, que nos deja ver efectos especiales hiperrealistas cuando hace falta y cuando menos lo esperamos.
Asi tenemos la formula exacta y precisa de una cinta ganadora y lista para inscribirse por siempre en la mitologia del cine de género.
Hasta aquí la primera parte. Respecto a mi comentario de la criatura suficiente para la trilogía, hay que reconocer que se nos malogró. Empezando por la secuela directa, «Predator 2», lanzada tres años después. La historia se ubica en el entonces futurista año de 1997 y está protagonizada por Danny Glover. Comparte muchas similitudes con la primera, como el hecho de que empieza como una película policiaca con el típico oficial experimentado y de ética incuestionable que está próximo a retirarse para terminar como una historia de peleas y superviviencia cual más visceral.
La presencia de Glover me parece un acierto pues creo que el agente citadino entrado en años forma una buena contraparte del musculoso mercenario rey de la jungla de la primera parte. En cuanto al escenario urbano, algunos lo consideran la opción más lógica para la historia pero en lo personal no estoy de acuerdo. La subtrama acerca de la mafia, la verdad, sale sobrando. Aquí lo interesante es la expansión de la mitología del depredador, cuando se da a conocer el hecho de que hay un grupo que ha estado siguiendo los pasos del alienígena y, de hecho, esperándolo. De esta manera es como se consigue ligar la historia a la de la primera parte. Así mismo se cimienta la noción de que el depredador ha venido a la tierra para matar por deporte y que no se trata del único planeta que considera su cancha de juego, al momento de mostrar los cráneos-trofeo en el interior de la nave extraterrestre. Muy notable la manera en que toda esta mitología es presentada de manera intuitiva, sin hacer uso de diálogos al respecto. Una película llena de altibajos que muchos consideramos no estuvo a la altura.
Lo más notable es que se pierde todo el misterio que rodeaba a la criatura en la original, sin embargo se compensa presentando a un depredador más brutal y arrogante que no solo no duda en arriesgarse al cazar en medio de un centro urbano humano haciendo gala de una amplia selección de armas, pero que paga el precio al perder un brazo. Al final todo converge, al igual que en la original, en una pelea uno a uno entre la criatura y un hombre mucho menos preparado que en la ocasión anterior, plenamente consciente de la enorme desventaja en que se encuentra.
Lo que más me llama la atención de esta secuela es sin duda la introducción de la nueva mitología de manera tan efectiva y como conserva la escencia de la primera pero cambiando algunos elementos clave, lográndolo con cierto éxito.
De las secuelas posteriores y el crossover con Alien no hablaré, no porque no los haya disfrutado sino porque no estoy muy familiarizado con el material original y porque sinceramento creo que no viene mucho al caso. Únicamente mencionare que contar con la presencia de Lance Henrisken en la primera película de Alien vs. Depredador me parece un tributo enorme y muy bien colocado.
En definitiva «Predator» es un clásico por derecho propio y su secuela directa, «Predator 2», aunque no deja de dividir opiniones, es una segunda parte que bien vale la pena recordar.
Nota: estas reseñas están bastante influenciadas por las del muy recomendable blog Horas de oscuridad: Predator y Predator 2.