Tempus fugit

El último semestre se me pasó demasiado rápido, apenas si noté cuando pasó la temporada navideña. Ahora hago planes para el fin de semana y antes de que me dé cuenta ya es viernes otra vez. Creo que se debe a que todo el día estoy haciendo algo, me la paso ocupado. Y a veces no me doy abasto. Tiene su lado bueno pero no me gusta cuando no me da tiempo ni de ir a comer.

El tiempo vuela cuando haces tu trabajo.

Suburbia

Creo que existe un muy breve lapso al ponerse por primera vez un pantalón en que hay cierta incertidumbre sobre si te quedará bien o mal. Es apenas un instante después de que entran las piernas en él y empiezas a jalarlo hacia arriba. En cuanto el pantalón está a la altura correcta y aún antes de abrocharlo, ya sabemos como por arte de magia si es el indicado, al menos en cuanto a tamaño. Yo pasé eso más veces durante el día de las que puedo recordar.

Me dí cuenta de que necesitaba ropa, en conreto unos pantalones. Eran las primeras semanas de enero, así que pensé que fácilmente encontraría con descuentos post-navideños. Gran error. Fui a las tiendas y centros comerciales más reconocidos y todo ya estaba escogido, no había descuentos de ningún tipo. Más adelante me daría cuenta de que las ofertas de fin de temporada comienzan a finales de enero. Así que perdí todo un sábado de mi vida viendo ropa que no era de mi talla. Lo más curioso pasó en Suburbia, tienda que nunca me ha gustado (y donde todo es marca Weekend). Había unos pantalones de mi gusto pero todos tres o cuatro tallas más grandes que la mía. Y ahí estaba yo, a punto de arrepentirme de haber salido de mi casa. Entonces vi que el pantalón que tenía el maniquí era de mi talla, cosa que me sorprende porque pregunté a varios empleados si no había un pantalon como ese en esa talla justamente, en fin, al final si me lo dieron y aunque no es la gran cosa, creo que no fue todo en vano.

La moraleja de la historia es que los primeros dias de enero son una época muy mala para comprar. No vuelvo a hacerlo.

Suburbia

Se acaban de fregar las lámparas justo arriba de mi cubículo

Ahora vivo bajo relampaguitos. u_u

Primero pensé que estaban soldando algo del otro lado de la ventana pero no, aquí ni se puede.

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Y pues hoy ha estado horrible en el trabajo ¿por qué tenían que salirme las cosas mal justo enfrente del jefe del jefe del jefe del jefe de mi jefe? ¿¿¿Por qué??? La culpa la tiene Televisa. Maldito Sky.

Chicos, la lección es tener siempre un plan B.

Boletur, un año después

Boletur Recharge Station 

No hace falta recordar que mi primera experiencia con la tarjeta Boletur no fue precisamente un éxito. A pesar de esas dificultades iniciales ya ha pasado un año completo de uso continuo, y no recuerdo cuanto tiempo sin otra alternativa para tener derecho a la tarifa preferencial. Para los que no saben, se trata de 50% de descuento a estudiantes en los autobuses de transporte urbano de la ciudad de San  Luis Potosí. Las personas de la tercera edad usan el mismo sistema. Lo primero que me ha sorprendido es que sí, se puso un lector de tarjetas en todos y cada uno de los autobuses urbanos. El sistema es suficientemente confiable, aunque sí han habido varias ocasiones en que el saldo de mi tarjeta no se lee sin motivo aparente. Ha sucedido con mayor frecuencia en los autobuses verdes. Otra diferencia es que tal vez sea por que ahora voy en otro horario a recargar el saldo de mi tarjeta pero ya no me han tocado aglomeraciones tan grandes de gente en los centros de recarga. El acceso a los autobuses es más sencillo, rápido y cómodo.

Los problemas que le he visto son, como mencioné, que a veces la tarjeta no se lee correctamente de modo que no es posible confiarse únicamente del saldo en esta para transportarse. He visto que las tarjetas no son estándar, algunas vienen a color y otras en blanco y negro. Otra es que es muy sencillo usar la tarjeta de otra persona, realmente los operarios no lo checan. Y bueno eso puede ser bueno o malo. Por ejemplo, algo muy curioso es que una vez tramitada la tarjeta, nunca se me ha vuelto a pedir la credencial de estudiante. La sorpresa desagradable llegó la semana pasada cuando me dirigí a recargar mi tarjeta. No esperaba ningún cambio pero al momento de pasarla por el aparato lector para consultar el saldo apareció un mensaje diciendo que la vigencia había expirado. Por un momento pensé que ahí había terminado todo, debido a que ya no soy estudiante y en el pasado cuando comprabas boletos de autobús revisaban la vigencia de tu credencial de alguna escuela. Pero al comentarle a la señorita de la ventanilla me dió gusto escuchar que no me ponía objeciones y simplemente me renovó la validez y me puso el saldo solicitado. Genial, otro año de descuento para mí. Me pregunto cuanto durará.

Por ese motivo simplemente me atrevo a decir que vale muchísimo la pena tramitar la tan mencionada tarjetita. No solo ahorra molestias, también dinero a los que ya dejamos de estudiar…

La verdad eso me parece una gran falla, un hueco enorme que demerita mucho el proyecto. Al final es solamente un error humano (que espero se repita conmigo el año que viene) y comprendo que las señoritas se quieran ahorrar tiempo porque con el regreso a clases y todo eso van a tener que renovar muchísimas vigencias. Pero al final sale lo mismo que con los boletos: aún cuando no tengas derecho al descuento, te puedes aprovechar.

Algo que nunca he entendido del transporte público en San Luis es por qué el precio está regulado por el gobierno. Es quizá gracias a eso que Boletur «funciona» pero en ningún otro lugar lo he visto. En el Distrito Federal, por ejemplo, tras la quiebra de la ruta 100, surgieron varias líneas y empresas nuevas con tarifas distintas cada una. Actualmente el costo sigue siendo más barato allá que en esta pequeña ciudad, donde te cobran $5.00. Incluso el Metro es más barato. Sí, el Metro está enormemente subsidiado pero es una alternativa perfectamente válida y desde el punto de vista del consumidor es competencia para los autobuses, micros, peseros y demás.

Pero volviendo al tema, Boletur, luego de un año, no me ha decepcionado. Gracias a Dios por este descuento ilícito que al parecer podré seguir usando hasta que mi tarjeta se dañe o se extravíe.

Libros que leí en el 2007

Como están de moda los recuentos y esas cosas voy a poner uno que traigo en la cabeza de momento porque no estoy seguro de haberlo podido completar mentalmente. Aquí van los libros que recuerdo haber leído en este año que ha terminado:

  • Los 5 tomos de «The hitchhiker’s guide to the galaxy», de Douglas Adams. Por recomendación de mucha gente, la verdad los primeros tres libros si son muy buenos pero los últimos dos no sirven para nada, no pierdan su tiempo con ellos. El humor es único, muchos dicen que muy inteligente pero a mí solamente me parecen sátiras muy bien acomodadas a los mundos de la ciencia y la ciencia ficción. Ah y ¿por qué los últimos dos tomos son tan malos? pues porque el conflicto se resuelve en los primeros tres y los últimos dos cuentan la historia de amor de los protagonistas. Existe una película muy mala que en realidad no es una adaptación de los libros sino de una radionovela que Adams escribió alguna vez y solamente tiene ciertas similitudes con los libros. No pierdan su tiempo con ella.
  • Los últimos dos tomos de Harry Potter. Esto por respeto propio, debido a la ya muy contada historia de cómo leí los primeros 5 libros hace algunos años en aproximadamente un mes. No soy gran fan de Harry Potter pero el mundo que describe Rowling es original y muy bien logrado, siempre es bueno volver a él. Además de que me interesaba saber si el final era bueno o no. Como conclusión puedo decir que el final es justo, original y a mi me dejó satisfecho. Lo único malo es que como siempre Harry no me parece un personaje suficientemente heroico o tan siquiera memorable, la única característica por la que creo que se destaca es por no ser egoísta. Los conseguí prestados, uno pirata y otro original.
  • «Padre rico, padre pobre» de Robert Kiyosaki. Este es el libro que te da el Tec de Monterrey cuando te gradúas, cortesía del director Escamilla. Es un libro agradable, fácil de entender y muy seguramente totalmente ficticio, a pesar de estar narrado como si todo hubiera sido real, que cumple su objetivo: enseña a pensar en el dinero de una nueva manera. No soy creyente de los libros de autosuperación y esas cosas, categoría en la que yo encasillaría este libro, pero debo admitir que «Padre rico, padre pobre» si tiene un consejo interesante. En sí lo que dice es que hay que poner a trabajar al dinero antes de gastarlo y que esa es la única manera de salir adelante y alcanzar la fortuna económica. Por ejemplo, dice que el principal motivo por el que dar dinero a los pobres no solucionaría jamás la pobreza es porque lo gastarían en bienes y servicios, en vez de invertirlo, de modo que no se estarían volviendo más ricos con él. Otro consejo importante es conocer conceptos de economía y finanzas, determinar y planear nuestro flujo de efectivo y hacer un plan a futuro. Sí, muy razonable y creíble, lo malo es que no te dice cómo hacerlo. En serio, solamente describe la mentalidad del inversionista/empresario, nisiquiera del rico en sí. Entiendo perfectamente porque el ITESM lo reparte.
  • «Más allá del hielo» de Douglas Preston y Lincoln Child. Ya hablé de este libro, no tengo más qué decir aparte de insistir en que sería bueno ver más adaptaciones de estos autores llevadas al cine.
  • «Intensidad» de Dean Koontz. También ya di un review de este libro, que me agradó mucho. Se merece una adaptación fidedigna.
  • Los tres tomos de la trilogía «Materia Oscura» de Phillip Pullman: «La brújula dorada», «La daga» y «El catalejo lacado». Estos los leí porque en algún lado escuché que iba a salir la película y porque estaba muy intrigado por el concepto de los daimonions. Ahora ¿qué es un daimonion? Pes a grandes razgos es un ente con forma de animal y conciencia humana que es una manifestación física del alma de las personas. La trilogía habla de que existen muchísimos universos/mundos paralelos, en uno de ellos vive la protagonista y es donde las almas se presentan como daimonions. Ok, es un libro infantil de fantasía estilo Harry Potter. Si contiene ciertas ideas que pueden parecer controversiales a los católicos/cristianos de hueso colorado pero en mi opinión solo es una historia. El primer tomo me pareció muy entretenido y el mundo que dibuja es muy agradable, el segundo me pareció peor y el tercero pues le pondría una calificación intermedia entre los dos anteriores. Nada muy especial pero creo que hablaré más a detalle de esto en el futuro. No he visto la película y no sé si lo haga así que no puedo decir nada de eso.
  • Lectura anual de «Pedro Páramo» de Juan Rulfo. Sí, cada año lo leo. Es uno de mis favoritos de toda la vida y tengo teorías al respecto de lo que en realidad está sucediendo en la trama. Su valor literario me parece incuestionable pero creo que es un libro algo difícil, a pesar de su corta extensión. Todo mundo debe leerlo aunque sé que no todos lo apreciarán. Es inquietante en muchos niveles, demasiado artísico quizá y tiene ese toque de Rulfo que lo vuelve todo tan mexicanamente coloquial.
  • Otra leída a «Las aventuras de Arthur Gordon Pym» de Edgar Allan Poe. También ya lo he leído varias veces, es otro de mis favoritos. Los primeros capítulos son geniales, mezclan el misterio y la ciencia ficción con el inconfundible toque de terror de Poe. El final lamentablemente si ha quedado un tanto desajustado a los tiempos modernos pero aún así es muy recomendable. Sueño con una adapatación al cine fidedigna aunque el habría que cambiar el final muy cuidadosamente para que aquellos que no lo han leído no se sintieran defraudados.
  • «La tumba» de José Agustín Aguilar. Por alguna extraña razón este libro es considerado un clásico de la literatura mexicana o algo así. Se dice que pertenece a las «novelas de la onda» porque intenta retratar el mundo de los adolescentes incluído su lenguaje habitual. Cuenta la historia de cómo Gabriel Guía, un adolescente de clase acomodada de la Ciudad de México, pierde el rumbo de su vida debido al tedio diario. Yo francamente no le entendí bien, debo leerlo de nuevo. Durante el año este es el único libro por el que pagué, debido a que no lo pude conseguir en forma electrónica ni prestado.
  • «Gaffiti, arte urbano de los cinco continentes» de Nicholas Ganz. Un libro que recomiendo ampliamente simplemente por la calidad de sus fotografías, que son bastantes. No es un tutorial ni un documental ni nada, simplemente se dedica a mostrar obras representativas con un poquito de contexto y presentando a algunos de los más grandes exponentes del arte urbano mundial. Lo empecé a leer por curiosidad y quedé muy sorprendido. Ojalá hubiera una edición con páginas del tamaño del libro de Wally para hacerle justicia visualmente. Lamentablemente lo conseguí prestado y luego de regresarlo me enteré de que había sido extravíado, así que muy difícilmente lo volveré a ver. Es posible conseguir la versión en PDF en internet. Muy recomendado.

Así que veamos, en total son 17 libros. Diez de ellos pertenecen a series, cinco se clasifican como «Infantiles», dos se considerarían «clásicos», uno entra en la categoría de «autosuperación», otro en «son puros dibujitos» y dos son de autores mexicanos. Estoy seguro de que por ahí se me escapa alguno que no logro recordar pero en fin. Además he leído varios relatos de H.P. Lovecraft.

Ignoro si el haber leído al menos 17 libros en un año es mucho o poco, lo que quería era analizar más o menos que es lo que leo y tristemente observo que no son cosas de mucho valor. Sí, son entretenidos y agradables pero a veces siento así como que no fue muy productivo que digamos. El 2008 pinta para tener muchas oportunidades de leer, hay que considerar que «a pesar» de que entré a trabajar la mayoría de los libros los leí en la segunda mitad del año. Estoy indeciso sobre con qué empezar el año, las opciones son: algún libro de Asimov, empezar los siete libros de Narnia (que no están muy largos), adentrarme en «El periquillo Sarniento» que siempre he querido leer o leer algún libro genérico de ciencia ficción de autor reconocido. Como sea ahí voy.