The Second Renaissance

Pues mi computadora estaba dando señas de estar nuevamente en las últimas. No llegó al año de que conseguí una nueva tarjeta madre después de que un buen día se apagó sin más. Tengo la impresión de que algún componente hizo corto circuito o algo así. Cuando murió no se anunció ni se sintió que se sobrecalentara fuera de lo normal. Simplemente se apagó el cargador y al mismo tiempo la computadora. Lo cual fue bastante inesperado porque en ese momento y la mayor parte del tiempo estaba conectada a un buen regulador.

El cargador lo probé inmediatamente en otra computadora y no encendió ni nada,  pero varios días después volvió a la vida por su propia voluntad. Supongo que se activó alguna especie de seguro contra corto circuito o calentamiento y necesitaba enfriarse. La computadora no reaccionó hasta que se le cambiaron las entrañas. El procesador «más rápido» casi no se sintió pero si noté de inmediato que la máquina se calentaba un poquito más. Traté de no preocuparme, después de todo era pleno verano y no había fallas de ningún tipo.

Ventilador viejo de mi laptop

Pero este año comenzó a fallar constantemente, se sobrecalentaba y se apagaba al abrir más de un programa o alguno muy pesado. Incluso batallaba para abrir unidades con estructuras de carpetas medianamente grandes y complejas. Me acostumbré a los apagones a un ritmo de una o dos veces al día y dejé de hacer muchas cosas. Pero se fue haciendo cada vez más grande el problema hasta el punto que la máquina estaba insoportablemente caliente al tacto y se apagaba al abrir animaciones o videos en flash.

El ventilador hacía un sonido ligeramente irregular de vez en cuando pero por lo demás parecía funcionar bien. De todos modos era tiempo de checarlo y dar una limpieza. Efectivamente había una considerable presencia de polvo y pelusa en el disipador pero me pareció algo extraño porque se había acumulado de una manera que no había visto nunca. Sospecho que el ventilador no estaba bien instalado del todo aunque a primera vista pareciera que sí. Entonces recordé que por ahí tenía un ventilador de una vieja máquina de dimensiones similares que alguna vez había usado para arreglar una computadora todavía más vieja. A esa antiquísima máquina el ventilador no le entraba fácilmente en el espacio disponible así que hubo que hacer algunas *modificaciones*. La conexión eléctrica era compatible en voltaje y en conector, pero no en la función de los pines, de modo que hubo que puentearlo. Debido a ese puenteo el ventilador perdió la capacidad de regular la velocidad en esa máquina y siempre, desde el arranque, estaba trabajando al cien por ciento de su poder.

Ventaja: enfriaba hasta de más. Desventaja: ruido y vida más corta. Después la máquina antiguísima decidió que era tiempo de retirarse y dejó de trabajar por un problema muy raro del BIOS que no permite formatearla. Por lo demás la máquina funciona perfecto… si de alguna manera alguien consigue instalarle el sistema operativo.

Así que fui y extraje el ventilador de aquella vieja jubilada y, para mi sorpresa, se ajustaba muy bien en la cavidad de mi última máquina. El puenteo seguía haciéndolo trabajar a todo lo que da y decidí probar removiéndolo. En cuanto a la *modificación* pues en esta computadora el ventilador no produce un flujo orientado en la dirección que debería de ser, es decir directamente a las branquias del disipador, sino que avienta el aire para todos lados. Y curiosamente funcionó del todo, regula la velocidad y enfría más que el ventilador original con el procesador original, que era 25% más lento.

Así que supongo que puedo posponer la compra de una nueva máquina. Otra vez…

Ôdishon (1999)

Esta reseña llega con varios años de retraso, originalmente la vi cuando empecé a buscar lo más reconocido del cine de horror y al principio no estuve seguro de qué lugar ocupaba esta película. Pero conforme he ido viendo y aprendiendo más del género, poco a poco se ha ido acomodando en su lugar.

«Odishon» es una película japonesa  que comienza con lentitud y va avanzando pasito a pasito. Shigeharu Aoyama, un hombre de lo más ordinario,  es alentado por su hijo y decide volver a probar suerte en el amor una década después de la muerte de su esposa. Hablando del asunto con un buen amigo que es productor de cine, éste le propone un trato que puede benificiar a ambos: hacer una audición para el papel de una película y, con suerte, alguna de las chicas que se presente será del agrado del viudo. Podría ser la premisa de otro de tantos dramas adolescentes ¿no?

Cuando están a punto de perder la esperanza se presenta Asami, una chica tímida y modesta pero fiel a sus convicciones que, a pesar de no tener el curriculum más adecuado, dice estar enomarada del personaje y lo que representa. Shigeharu queda enganchado pues Asami es justo la mujer que él estaba buscando y no solo eso, es aún mejor. Es una exbailarina que estaba destinada al éxito pero que debió dejar su carrera debido a una lesión y se ha convertido en una mujer que está feliz con como es y saca el mejor provecho de lo poco que tiene.

Odishon

Shigeharu espera un tiempo antes de contactarla de nuevo con el pretexto de la película y así comienza la relación con la que él tanto ha soñado. Y justo cuando esta relación está en el punto más interesante, Asami desaparece. Así comienza la búsqueda de Shigeharu, en la que va descubriendo que todas las referencias del currículum de Asami están envueltas en algo misterioso: un productor de radio desaparecido, la dueña de un bar descuartizada, un estudio de ballet que lleva años abandonado… y ningún rastro de Asami.

Lo que sigue y el desenlace de la historia es un tanto difícil de abordar sin revelar demasiado (de por si los posters de la película ya dan mucha información) y tiene un impacto bastante efectivo. Para mí lo más interesante es como, casi sin darnos cuenta, la historia va plantando las semillas de la empatía por el protagonista y su romance idealizado y al final nos pone a pensar que ese ideal de mujer es de cierta forma retorcido y terrorífico en sí mismo, a la vez que funciona como alegoría de las relaciones en general por que realmente ¿cuándo llegamos a conocer a fondo a la otra persona?

La película tiene violencia y crueldad y podría no ser apropiada para todas las audiencias pero en definitiva todo está ahí por una razón. Es de las que mejor he visto que expriman al máximo los pocos recursos con los que fueron hechas y el terror que transmite logra penetrar hasta lo más profundo del subconsciente y anidar ahí.

Odishon

Generalmente me resisto a dar un veredicto definitivo ante producciones que pueden ser tan polarizantes (porque sin duda más de uno se aburrirá o la tachará de demasiado horripilante) pero en este caso para mí está muy claro: «Odishon» es una obra maestra del terror.

V

Ocurrió una gran tragedia del otro lado del mundo, así es como volví a saber de ti. ¿No es curioso como trabajan las cosas? Ahora me río de haber dicho que el efecto mariposa era algo absurdo. No absurdo en sí, sino la idea de tener un nombre para eso. Como tener dos palabras distintas para «causa» y «efecto» porque son inseparables, son una misma cosa.

No me habías dicho nada pero lo comprendo, no es que últimamente platicáramos muy seguido ni mucho menos que haya salido el tema. La noticia me hace sentir raro. No sé si se ha cumplido una promesa o una sentencia, lo único cierto es que un plazo llegó a su fin. Te miro y recuerdo aquellas veces, años atrás, en que me dijiste que querías disfrutar esta etapa de tu vida. Por un buen tiempo fuiste la única persona que me dijo algo así.

Es la noticia de la semana, del mes. Quizá la más relevante del año. Todo mundo habla de ello pero yo no quiero saber. No quiero ver como las fuerzas de la naturaleza arrasan con todo. No quiero pensar, preguntarme cómo es posible que tanta gente decida vivir en una zona tan peligrosa, con riesgos tan grandes, donde este tipo de cosas se repiten periódicamente. Una tierra donde el horizonte está pintado con sufrimiento. Donde el brazo del destino se avalanza fácilmente sobre nosotros y arranca de raíz todo lo que alguna vez tuvimos.

Han sido ¿tres? ¿cuatro años? Siempre pensé, por arrogancia y soberbia, que te llevaba ventaja en la carrera de la vida. No me lo tomes a mal, tenía formas de medirlo que en apariencia me daban la razón. Te retrasaste un año en tus estudios, no te iba del todo bien. Viste la oportunidad de irte y, aunque nadie te apoyaba, la tomaste. Normalmente las despedidas me dan igual pero no esas, no cuando por dentro sé que es la última vez que te veo y, más aún, que ese momento ya pertenece al pasado.

Quiero que ya dejen en paz esa noticia pero la experiencia me ha enseñado que apenas comienza. En los días que vienen veremos la reconstrucción, los cambios. El espíritu que sale airoso y planta cara, una vez más, al futuro. Diría «futuro incierto» pero sé que es cuestión de tiempo para que algo así se repita. Como seres humanos no podemos evitar ponernos a nosotros mismos en esas circunstancias, en que sabemos que vamos a hacernos daño.

Es extraño porque nisiquiera es asunto mío. Es desconcertante porque no recuerdo como empezó todo, porque nunca he podido entender por completo tu manera de pensar. Tengo una idea de qué valoras y qué no pero es todo. Me angustía, no sé decir bien el motivo ¿es el hecho de saber que has tenido otra vida? ¿Que has vivido más? ¿Que lo has tenido todo? Tal vez porque cada una de las personas y cosas que tocamos va quedando en el pasado y yo no sé exactamente qué ha cambiado. Miro atrás y cuestiono, me pregunto si eso es todo.

Del otro lado lado del mundo rugió la tierra, se levantaron las aguas y de alguna forma la marea embravecida llegó hasta mí. No te perdí en la tormenta y aún así se me parte el corazón.

El gran juego de la oca

Se dice que 80% de las personas con una vida sexual más o menos activa ha tenido por lo menos un susto con un embarazo *inesperado* (el resto miente). Y digo *inesperado* porque es tan sorprendente como un brazo roto luego de lanzarse colina abajo en una patineta.

Lo sé, soy el vecino amargado que, sentado en su silla de ruedas, le grita por la ventana del segundo piso  a los niños de abajo que no anden corriendo por ahí. Pero es que es alarmante: el número de amigos y familiares que se hallan en esta situación acaba de alcanzar una cifra de dos dígitos.

Como comparativa, una lista de personas del mismo grupo cuyo bebé fue planeado:

Me pongo a pensar en aquel primo de un amigo que nos contó que se fue a hacer la vasectomía a sus 26 años y el doctor estaba reacio a realizar el procedimiento hasta que le contó que él ya tenía dos hijos. Era el segundo médico al que acudía porque el primero se negó y le dio una «plática» del porque estaba demasiado joven para esas cosas.

En mi silla de ruedas me desplazo por el solitario apartamento. Enciendo el televisor internet y me entero que mi artista favorito, que es tan solo tres meses más joven que yo, acaba de descubrir que es papá y la noticia le cambió la vida. Cambio de canal y suena aquello…

Ven a jugar al Juego de la Oca cuac cuac
Ven a jugar con nuestra oca loca cuac cuac
[…]

Si eres listo, lo conseguiraaaás.